martes, 11 de septiembre de 2007

Añoranza



Sueños que se confunden con la realidad, o viceversa. Hoy recordé juegos infantiles que permanecían escondidos. ¿Será la tímida luz del invierno? Nostalgia en mis manos.



¿Por qué temo? Descubrí que el miedo crece con los años. ¿Será por que la muerte está cada vez más cerca? Y a pesar que todo se veía más grande, saltaba desde el abismo intentando volar. Que graciosas las expresiones de aquellos que no notaban mi pequeña presencia. Las fantasías cubrían la realidad con un velo cálido, con una sutil luz. Quiero volver a esconderme en mi caja de cartón, esa que botó mi madre unas semanas después. Recostarme en mi cama y dejar colgando mi cabeza hasta sentirla hinchada de sangre. Comprar discos de vinilo y porotitos de dulce multicolor. Atrapar un pájaro que me picotee los dedos, alimentarlo y dejarlo ir. Retar a mis vecinos cuando se suban al árbol frente a mi ventana. Quiero mi “matacucos” amarillo y las calcomanías de ángeles que pegaba en mis muebles.

2 comentarios:

Natalia S.ST dijo...

Siempre es bueno volver el tiempo atrás y creo q el susto no crece porque se acerca la muerte sino porque uno se va llenando cada vez más de más responsabilidades que terminan agobiando la vida diaria


Un clasico los porotitos de colores!!

Sebastian dijo...

Hola marlencilla, saludos desde el otro lado de la cordillera. Uff, esos recuerdos de la infancia, tan hermosos, sublimes y casi etereos. Incluso ya los recuerdos de nuestros primeros días en el mundo se vuelven casi miticos. Mein gott, volver a esa vieja felicidad que con solo una pequeña cosa sin valor material, viviamos realmente felices.